Después de asegurar una victoria decisiva por 6-3 y 6-3 en un partido reñido que duró una hora y 28 minutos, Stefanos Tsitsipas expresó un profundo sentido de pura determinación, declarando: “Hoy no había ninguna garantía de victoria; este triunfo fue únicamente el resultado de una lucha implacable”. Este sentimiento subrayó la intensa batalla que libró para superar a su oponente y reclamar el codiciado trofeo.
Este triunfo tuvo un significado particular para Tsitsipas, ya que marcó el fin de una frustrante racha de derrotas en finales de nivel ATP 500. Si bien había logrado un éxito considerable en los escalones más altos del tenis profesional, incluyendo victorias en las prestigiosas Finales ATP de fin de temporada y en los eventos de élite de nivel 1000 del tour, había fallado constantemente en los torneos de nivel 500, sufriendo once derrotas consecutivas en finales. Notablemente, estas derrotas incluyeron dos desilusiones en Dubái, donde fue derrotado por Roger Federer en 2019 y Novak Djokovic en 2020.
“Es un inmenso alivio levantar finalmente este trofeo después de mi tercer intento”, expresó Tsitsipas en la cancha, con la voz llena de emoción. “Este logro había estado rondando en mis pensamientos, y estoy muy contento de haber superado finalmente este obstáculo”. La sensación de logro era palpable, reflejando el peso de sus decepciones pasadas y la determinación que mostró para superarlas.
Su oponente, el canadiense no cabeza de serie Félix Auger-Aliassime, había llegado a la final con un impulso significativo, habiendo capturado ya títulos en Adelaida en enero y Montpellier en febrero. Tsitsipas reconoció el formidable desafío planteado por su adversario, afirmando: “Me enfrenté a un oponente verdaderamente excepcional al otro lado de la red, y era plenamente consciente de la dificultad de la tarea”. Continuó: “Estoy inmensamente orgulloso de cómo manejé la presión y ofrecí mi mejor rendimiento durante esos momentos críticos”.
La victoria de Tsitsipas se construyó sobre una base de juego dominante desde la línea de fondo y una compostura inquebrantable. Mantuvo su servicio durante todo el partido, repeliendo con éxito las oportunidades de puntos de quiebre dos veces en cada set. En el primer set, tomó el control al quebrar el servicio de Auger-Aliassime en el séptimo y noveno juego. En el segundo set, asestó el golpe decisivo al asegurar un quiebre crucial en el octavo juego.
Para Tsitsipas, cuyo ranking mundial había caído de un máximo de No. 3 a principios de 2023 al No. 11, esta victoria marcó un resurgimiento significativo. Con la actualización de los rankings ATP que se publicará el lunes, está listo para volver a subir al top 10, asegurando el puesto No. 9.
“Estas son las razones por las que nos dedicamos a este deporte como tenistas profesionales”, enfatizó Tsitsipas. “Mantener una posición dentro del top 10 es sin duda una de las experiencias más gratificantes que un tenista puede tener. Requiere una inmensa dedicación y sacrificio, y estoy realmente agradecido de estar en una posición en la que puedo celebrar este logro”. Sus palabras subrayaron el profundo significado de su victoria, no solo como un triunfo personal, sino también como un testimonio del compromiso inquebrantable y la resiliencia necesarios para tener éxito en el más alto nivel del tenis profesional.