Jannik Sinner sigue imparable en Roland Garros 2024, superando cualquier obstáculo que se le cruce en el camino: la incómoda superficie de arcilla, los 15.000 espectadores deseosos de verlo tropezar, e incluso un campeón de 24 Grand Slams. El número 1 del mundo volvió a mostrar temple y determinación en una actuación impecable para vencer al sexto preclasificado, Novak Djokovic, por 6-4, 7-5 y 7-6(3), alcanzando por primera vez la final del Abierto de Francia.
Con esta victoria, Sinner extiende su racha invicta en torneos de Grand Slam a 20 partidos y se coloca a solo un paso de conquistar su tercer major consecutivo. Es el quinto jugador en este siglo en llegar a tres finales de Grand Slam seguidas, siguiendo el camino de cuatro leyendas: Roger Federer, Rafael Nadal, Djokovic y Andy Murray. Además, no ha cedido un solo set en todo el torneo.
El domingo lo espera Carlos Alcaraz, número 2 del mundo, quien avanzó tras vencer a Lorenzo Musetti por 4-6, 7-6(3), 6-0 y 2-0 (retiro). Será una final largamente esperada entre los dos líderes de la nueva generación y la primera final de Grand Slam entre dos jugadores nacidos en los años 2000. Aunque Sinner ha sido casi intocable en canchas duras en los últimos 18 meses, buscará conquistar su primer título importante sobre arcilla frente a un rival que lo ha vencido en sus últimos cuatro enfrentamientos, incluido el de hace unas semanas en la final de Roma.
Djokovic, por su parte, soñaba con convertirse en el finalista más veterano en la historia de Roland Garros, a los 38 años. Dos días después de una gran victoria sobre Alexander Zverev para llegar a su segunda semifinal de Grand Slam consecutiva, regresó a la Philippe-Chatrier con la ambición intacta. Pero ni siquiera toda su experiencia fue suficiente ante la solidez de Sinner. Desde el primer momento, el italiano impuso su ley con golpes pesados, posicionamiento agresivo y una defensa férrea. Djokovic no logró encontrar su ritmo, y el número 1 se llevó el primer set con autoridad.
Como es habitual, Djokovic no se rindió. Luchó cada punto, animó al público y exprimió hasta la última gota de energía. La afición, que en el pasado solía volverse en su contra, esta vez lo acompañó con respeto y calidez. “No creo haber recibido tanto apoyo en este estadio durante un partido importante contra un gran rival”, dijo Djokovic. “Me siento muy honrado de haber vivido eso”.
Pero la calma de Sinner en los momentos críticos fue decisiva. Aunque mostró nervios en algunos pasajes tensos y la presión del público fue constante, su enfoque no flaqueó. Después de desperdiciar la chance de cerrar el segundo set con su saque en 5-4, quebró de inmediato y selló el parcial con firmeza. En el tercer set, salvó tres puntos de set con el marcador 4-5 y luego cerró el partido con un gran desempate.
A pesar de su espíritu incansable, Djokovic siempre estuvo por detrás en el marcador. Luchó sin pausa buscando una grieta, pero, como les ocurre a casi todos los que enfrentan hoy a Sinner, el número 1 no se la concedió.
Al dejar la cancha Philippe-Chatrier —donde ganó tres títulos de Grand Slam y su ansiada medalla de oro olímpica—, Djokovic se detuvo, dejó sus bolsos y se tomó un momento para agradecer al público antes de agacharse a tocar la arcilla. “Podría haber sido el último partido que juego aquí, no lo sé”, confesó. “Por eso me sentí más emocional al final. Pero si fue una despedida, fue una hermosa despedida por la atmósfera y el cariño del público”.
Consultado sobre su futuro, Djokovic se encogió de hombros. No tiene certezas. “A esta altura de mi carrera, realmente no sé qué traerá el mañana”, dijo con una sonrisa. “Pero voy a seguir adelante mientras pueda”.