En un giro tan inesperado como dramático, el Masters 1000 de Madrid sufrió este lunes una parálisis absoluta cuando un corte de energía masivo, que afectó a buena parte de Europa, cayó sobre la Caja Mágica y dejó al torneo suspendido en un limbo de incertidumbre. Con la electricidad cortada de manera abrupta y generalizada, la jornada quedó reducida a apenas tres partidos completados, mientras la organización lucha contra reloj para evitar un caos mayor en el cronograma.
Todo ocurrió alrededor de las 13 horas locales. El bullicio habitual de las canchas, la energía vibrante del tenis en acción, se apagó de golpe. Sin previo aviso, el silencio y la inactividad se adueñaron del recinto madrileño. Grigor Dimitrov, que se encontraba al borde del triunfo ante el británico Jacob Fearnley —con el marcador 6-4 y 5-4 a su favor—, fue uno de los muchos protagonistas sorprendidos por la caída del sistema. En las canchas auxiliares, mientras se disputaban partidos de dobles, las raquetas quedaron suspendidas en el aire ante la imposibilidad de continuar.
La organización del Madrid Open reaccionó con celeridad, utilizando sus redes sociales para comunicar que el torneo se veía afectado por un apagón generalizado, ajeno a su control, y que se estaban realizando esfuerzos intensos para restablecer la electricidad y evaluar los próximos pasos.
Hasta ese momento fatídico, solo tres encuentros habían logrado alcanzar su desenlace. En el cuadro masculino, Matteo Arnaldi había firmado su victoria sobre Damir Dzumhur, mientras que en el femenino, Coco Gauff venció a Belinda Bencic y la joven promesa rusa Mira Andreeva derrotó a Yuliia Starodubtseva.
Los grandes nombres previstos para el día, como Stefanos Tsitsipas, Cameron Norrie y Alex de Miñaur, vieron sus compromisos suspendidos y quedaron en una incierta lista de espera, dependiendo del regreso de la energía para saber cuándo podrán pisar nuevamente la cancha.
El horizonte inmediato es incierto. La prioridad absoluta es restablecer el suministro eléctrico; sólo entonces podrá evaluarse si la jornada puede retomarse de alguna manera o si será inevitable una reprogramación total para el martes. Mientras tanto, la organización mantiene un flujo constante de información a través de sus canales oficiales, intentando contener la ansiedad de jugadores, entrenadores, espectadores y medios.
Madrid, habitualmente radiante en su torneo más prestigioso, quedó sumida por unas horas en la sombra, esperando que la energía regrese no solo a las canchas, sino también al corazón vibrante del tenis mundial. El Masters 1000 aguarda, en pausa, el momento de volver a rugir.