La edición 2025 del Abierto de Francia ha ingresado en su tramo decisivo, ese momento en que los partidos se juegan tanto con la raqueta como con la cabeza, donde los puntos valen emociones y cada juego puede marcar un antes y un después en la carrera de los protagonistas. París, con su polvo de ladrillo centenario, se prepara para una recta final repleta de tensión, épica y nervio, con figuras consagradas, revelaciones inesperadas y un contexto que, como cada año, convierte a Roland-Garros en mucho más que un simple torneo: es una prueba de carácter.
Carlos Alcaraz y Jannik Sinner: dos trayectorias paralelas que amenazan con cruzarse en la gran final
En la parte alta del cuadro masculino, Carlos Alcaraz ha vuelto a desplegar ese repertorio de golpes que lo distingue como uno de los talentos más naturales del circuito. El español, actual campeón defensor y número dos del mundo, ha transitado los primeros cuatro partidos con solvencia, combinando su habitual agresividad desde el fondo con momentos de genialidad absoluta en la red y una notable mejora en la gestión de los tiempos de partido.
Su derecha sigue siendo una de las más intimidantes del tour, pero lo que más ha impresionado hasta ahora es su temple: no se ha desesperado en situaciones de quiebre en contra, ha variado alturas y efectos con inteligencia y, sobre todo, ha sabido dosificar la energía en los momentos clave. El murciano está mostrando el tipo de tenis que gana Grand Slams.
En el otro sector del cuadro, Jannik Sinner está escribiendo su propio libreto. El italiano, campeón del Abierto de Australia este año y firme aspirante al número uno, ha atravesado la primera semana sin ceder sets, demostrando por qué su tenis ordenado, clínico y sin fisuras resulta tan letal en cualquier superficie. Su revés paralelo sigue siendo una pesadilla para sus rivales, y su movilidad en la arcilla —antiguamente su punto débil— hoy parece casi un punto a favor.
Ambos están en rumbo de colisión, y si el destino del torneo los encuentra en la final, podríamos estar ante un duelo generacional que marque una era, un choque entre dos estilos modernos, verticales, explosivos, con mucho más en juego que un trofeo: el liderazgo emocional y simbólico del tenis post-Big Three.
Djokovic: historia viva que se resiste a ceder terreno
A sus 38 años, Novak Djokovic continúa aferrado al circuito como solo los grandes saben hacerlo: con una combinación de inteligencia táctica, experiencia y una fe inquebrantable en su tenis. El serbio alcanzó en esta edición su victoria número 100 en Roland-Garros, una marca histórica que solo Rafael Nadal había logrado antes en la rama masculina.
Lo hizo, además, con un tenis pragmático pero eficiente, adaptándose al desgaste físico que implica la arcilla y eligiendo con maestría cuándo presionar, cuándo resistir y cuándo atacar. En los octavos de final derrotó a Cameron Norrie en sets corridos y selló una nueva página dorada en su carrera.
Su próximo escollo será Alexander Zverev, el alemán que se colgó la medalla de oro en los Juegos de Tokio y que parece haber reencontrado su mejor versión en este 2025. El antecedente más cercano entre ambos data del Abierto de Australia, donde Djokovic debió retirarse tras el primer set. Esta vez, ambos llegan enteros y con sed de revancha. El choque promete ser un duelo de fondo, físico, de peloteos largos y servicios milimétricos, con dos jugadores que se conocen de memoria y que saben cómo incomodarse mutuamente.
Las sorpresas también juegan: Bublik y Tiafoe pisan fuerte en la tierra parisina
No todo son favoritos en esta edición. El kazajo Alexander Bublik ha sido una de las grandes historias del torneo. Con su habitual irreverencia, su saque venenoso y su capacidad para improvisar ángulos y cambios de ritmo, ha dejado fuera a dos top 10: Alex de Minaur y Jack Draper. Bublik, que ya había llegado a una final de dobles aquí en 2021, se encuentra por primera vez entre los ocho mejores en singles de un Grand Slam. Si mantiene el foco, puede ser una amenaza real.
Frances Tiafoe también está escribiendo su propia historia. El estadounidense, siempre peligroso en superficies rápidas, ha logrado trasladar su potencia y su intensidad emocional a la arcilla parisina. Tras una campaña irregular en los Masters previos, el número 16 del mundo ha elevado su nivel en Roland-Garros, alcanzando sus primeros cuartos de final en un torneo grande. Su próximo rival, el italiano Lorenzo Musetti, es un especialista en tierra, lo que augura un duelo de contrastes: potencia y explosividad contra sutileza y construcción.
Iga Swiatek: dominio absoluto en busca del quintuplete
En el circuito femenino, la narrativa es tan clara como contundente: Iga Swiatek domina Roland-Garros como muy pocas jugadoras en la historia. La polaca, ya tetracampeona en París, está desplegando una vez más ese tenis basado en solidez desde el fondo, precisión quirúrgica y una intensidad mental que aplasta a sus rivales.
Su triunfo en tres sets ante Elena Rybakina fue una demostración de carácter. Swiatek estuvo al borde del abismo, pero supo salir con recursos tácticos y sangre fría. Está en modo campeona, ese estado que pocas veces se ve y que suele terminar con el trofeo en sus manos.
El próximo paso en su camino hacia la historia será Elina Svitolina, quien también sabe lo que es llegar lejos en este torneo. La ucraniana, medallista olímpica y madre reciente, ha recuperado su mejor versión física y emocional, y promete dar batalla.
Gauff vs. Keys: duelo de poder americano en la Chatrier
La otra llave del cuadro femenino tendrá acento estadounidense. Madison Keys y Coco Gauff, dos de las figuras más potentes del tenis norteamericano actual, se enfrentarán en un duelo que podría definirse por detalles. Gauff, finalista aquí en 2022, llega con mayor regularidad y un ranking más alto, pero Keys atraviesa un gran momento tras conquistar el título en Melbourne.
Ambas comparten una característica común: su tenis es agresivo, frontal, orientado a acortar los puntos. El servicio será clave. También lo será la gestión de las emociones, especialmente si el partido se estira a tres sets. El historial favorece levemente a Gauff, pero nada está dicho.
El fenómeno Boisson y el futuro de Francia
Cada Grand Slam tiene su historia de cuento, y este año en París tiene nombre y apellido: Loïs Boisson. Con apenas 20 años y ubicada en el puesto 361 del ranking mundial, la francesa está viviendo un sueño sobre la tierra batida de su país. Clasificada como invitada, ha superado ronda tras ronda con valentía, calidad y el respaldo ensordecedor del público local.
Su siguiente reto será mayúsculo: Mirra Andreeva, finalista en 2024 y sexta cabeza de serie, que a sus 18 años juega con la autoridad de una veterana. La rusa combina profundidad, dirección y una lectura precoz del juego. El duelo entre ambas será no solo un choque generacional, sino también una batalla de nervios y control de las emociones. La Suzanne-Lenglen será un hervidero.
Conclusión: Roland-Garros vibra con las raquetas encendidas
Con cuartos de final que mezclan consagrados, nuevos aspirantes y héroes locales, Roland-Garros 2025 está cumpliendo su promesa de drama, calidad y pasión. Cada partido en la Chatrier o la Lenglen se ha convertido en una exhibición de coraje, estrategia y belleza tenística. El polvo de ladrillo, testigo silencioso de grandes gestas, se prepara para lo mejor: las definiciones.
Y como siempre en París, la pregunta es simple: ¿quién se animará a conquistar la historia?