Nadal campeón en el ATP 500 de Río.

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Updated: February 23, 2014

‘Rafa Nadal’ será el primer nombre inscrito en el palmarés del Abierto de Río de Janeiro. El número uno del mundo se adjudicó la primera edición del torneo brasileño con una cómoda victoria sobre Alexandr Dolgopolov (6-3, 7-6(3)), una raqueta siempre imprevisible que pagó su célebre inestabilidad. El manacorense sumó el segundo título del año después de tres semanas de inactividad por culpa de aquella lesión de espalda que le torturó en la final del Open de Australia. El balear ha dejado ver algunas limitaciones durante la semana, pero el triunfo queda como testigo del buen paso en la recuperación.

Nadal eligió terreno amigo para regresar, una mínima toma de contacto con la tierra batida antes de empezar a defender título sobre el cemento de Indian Wells a principios de marzo. Después de tachar Buenos Aires de su calendario por un virus estomacal, el manacorense reconoció días antes de empezar el torneo que llegaba un poco justo de preparación. Estuvo al borde de la eliminación en semifinales contra Pablo Andújar, pero tras dejar al conquense en la cuneta no mostró apenas fisuras en la definición contra Alexandr Dolgopolov.

El número uno del mundo aparcó las dudas con el primer servicio, quizá el peor síntoma que contra Andújar. Nadal buscó con el saque el cuerpo de Dolgopolov, intentando forzar una respuesta inmediata del ucraniano y sobre todo tratando de neutralizar su agresividad al resto, la misma que un día antes había derribado a David Ferrer. El nuevo pupilo de Fabrice Santoro intentó acortar la conversación arriesgando en el resto pero no hizo más que facilitar la tarea del manacorense, que se apuntó un gran número de puntos con su primer saque.

Como Santoro, Alexandr Dolgopolov deja en cada partido un ramillete de golpes imposibles que en su caso intercala con desconexiones imperdonables. Más aún contra Rafa Nadal. El ucraniano, el mejor sacador en Río de Janeiro, cedió un break en blanco con cuatro puntos perdidos al segundo servicio. Posteriormente dejó pasar tres bolas de rotura, combinando un magistral remate de espaldas con errores no forzados, y el apagón pavimentó la victoria en la primera manga del manacorense.

El tenista ucraniano gesticulaba intentado explicarse a sí mismo esos errores, impropios de un tenista con más quilates de los que indica su ranking. Alexandr Dolgopolov llegó a estar entre los veinte mejores del mundo, pero la ruptura con su anterior técnico, Jack Reader, inició el descalabro de un mal 2013 que le ha dejado fuera de los primeros cincuenta. Dentro de ese desequilibrio constante, el ucraniano reaccionó en el segundo set para forzar la muerte súbita para acabar enterrado entre golpes de cal y arena.

Nadal acabó con los puños en alto, dejando descubiertas sólo al final del partido las cintas de fisioterapia a modo de cicatrices en su espalda que recuerdan esa tortura que le persigue en la zona lumbar. El manacorense mima esas molestias y sufre con ellas mientras prepara con su segundo título del año la defensa de Indian Wells.

Si el jueves era Rafa Nadal quien entregaba una placa conmemorativa a Guga Kuerten, tras la final fue la leyenda brasileña quien entregó al número uno del mundo el primer trofeo del Abierto de Río de Janeiro. Reconocimiento entre dos monstruos de la tierra batida. Con éste, el balear ya suma 43 títulos sobre la superficie.

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